Desde que Federico Moccia escribió en su libro Tengo Ganas de Ti la escena de dos enamorados que cuelgan un candado en un puente para sellar su amor, el fenómeno se ha extendido de manera vertiginosa.
Moscú, Vilna, Kiev, París, Shangai, Marruecos, incluso las calles de algunas ciudades de España, como Sevilla, Zamora, o Madrid, sufren del fenómeno de los "Candados de Amor".
Algunas ciudades como Verona, Roma o Florencia han quitado cientos de estos candados para acabar con la costumbre, pero ha sido imposible. Además de causar un impacto paisajístico, puede suponer un peligro para el estado de los puentes. Expertos afirman que el peso de los candados pueden desequilibrarlos; además, en el Puente Milvio, donde comenzó esta moda, se cayó una farola al no poder soportar tanto peso.

Se han buscado alternativas habilitando determinadas zonas de la ciudad para colocar los candados de amor e incluso creando una página web donde poder hacerlo virtualmente.
Lo cierto es, que hay mil maneras de expresar el amor sin necesidad de deteriorar puentes, paisajes, y la calidad de vida de todos nosotros.